“La vida es lo que pasa cuando estás ocupado haciendo otros planes”.
John Lennon
Se estima que el ciudadano medio pasa una media de 2 horas al día en las redes sociales. Esto suma un total de 5,5 años a lo largo de la vida. ¿Es realmente un tiempo bien invertido? ¿Qué otra cosa podrías hacer con ese tiempo? ¿Cuadra con tus valores?
¿Qué es?
Hace unos años surgió un fenómeno relacionado con las redes sociales que se denominó FOMO (Fear Of Missing Out) o miedo a perderse algo. Describe la desagradable sensación de que algo muy interesante está pasando en otro lugar en ese momento y uno se lo está perdiendo. Aparece al ver imágenes a través de las redes sociales en las que algún conocido está pasándolo muy bien, por ejemplo, en una glamurosa fiesta o en algún país desconocido o viendo una serie que es lo más. Genera angustia, por la sensación de no llegar a hacer todo, y a la vez pena o vergüenza al pensar lo poco estimulante que es la propia vida, lo que lleva a hacer listas interminables de cosas pendientes.
El FOMO se origina porque tendemos a pensar que lo que hacen los demás es mucho más interesante que lo que hacemos nosotros mismos, y también porque pensamos que si no nos perdiéramos nada, seríamos absolutamente felices.
El JOMO nace justamente como contrapeso para el FOMO, es como un antídoto contra él. Proviene del acrónimo en inglés Joy Of Missing Out, y expresa la alegría de perderse cosas de forma voluntaria. El JOMO es en sí mismo liberador, ya que centra la atención en el disfrute por lo que estamos haciendo en el momento, en vez de en lo que podríamos hacer, posibilitando así un estado de plenitud.
El término JOMO fue acuñado por el conocido blogger Anil Dash, quien definió el placer de “no estar ahí” tras el nacimiento de su primer hijo, que le hizo pasar un mes absolutamente desconectado de internet. La sorpresa fue descubrir que realmente no se había perdido nada importante y decir “no” a ciertas actividades también reafirmaba que su paternidad era lo más importante para él.
¿Cómo funciona?
Las redes sociales son adictivas. Un “me gusta” es una pequeña descarga de dopamina en nuestro cerebro. Esa gratificación instantánea hace que tendamos a repetir esa búsqueda, convirtiendo minutos en horas y alejándonos de todo lo demás.
¿Cómo practicarlo?
- Antes que nada, sé realista: Acepta que el día tiene 24 horas y que no puedes estar en varios lugares a la vez. Ningún ser humano tiene el don de la ubicuidad ni de la omnipotencia.
- Elige en qué quieres invertir tu tiempo, piensa qué es realmente importante. Programa lo que tenga sentido para ti, crea jerarquías de prioridades y deja de preocuparte por lo que otras personas están haciendo o pensando.
- Céntrate en tu presente. Contacta con el aquí y el ahora y aprende a disfrutarlo. Cuando liberas tu mente de la competitividad tienes más tiempo, energía y capacidad para conseguir tus verdaderos intereses.
- Baja revoluciones. Tómate más tiempo para hacer las cosas necesarias de tu día a día. Disminuir la velocidad potencia el bienestar y la creatividad.
- Reorganiza tus hábitos: establece límites diarios razonables para el uso de redes sociales o elimina de tu teléfono algunas aplicaciones de modo que sólo puedas acceder a través del ordenador de casa.
- Desconecta. No sólo a nivel tecnológico, apagando todos los dispositivos electrónicos, sino también psicológicamente, dejando a un lado tus obligaciones y responsabilidades y centrándote en descansar y oxigenarte.
- Practica el decir “no”: No tienes por qué ir a todos los eventos o estar siempre disponible. El autocuidado y el amor por uno mismo también implica decidir y poner límites.
- ¿De dónde viene la necesidad de hiperestimulación? Pregúntate qué es lo que te asusta perderte y evalúa por qué te sientes así. ¿Qué necesitas realmente? Muchas personas necesitan la aprobación de los otros a través de “likes” porque no se saben valorar a sí mismos y encontrar el equilibrio personal: necesitan que la validación venga de fuera ya que no viene de dentro: ¿Es tu caso?
- Disfruta de la soledad, abraza el silencio. Aprender a estar bien con uno mismo mejora la propia autoestima. La autorreflexión y el autoconocimiento, también ayudan a estar mejor con los demás y a ser más empáticos.
- Sal del mundo “virtual” y entra más a menudo en el “real”. Profundiza en tus relaciones presencialmente, toma conciencia de tu cuerpo…
- Ojo con los extremos. Tampoco demonices la tecnología. Lo importante es hacer un uso consciente y responsable.