George Bernard Shaw decía que la juventud es una enfermedad que se cura con los años. Anécdotas aparte, si bien es cierto que algunas cosas se van puliendo a medida que se va madurando, hay aspectos que necesitan ser entendidos y cambiados para que la futura adultez llegue de la manera más sana posible. Hablemos de relaciones sociales y sexualidad.
Los contenidos sexualmente explícitos han crecido exponencialmente en internet en los últimos años. La facilidad de acceso, los diversos dispositivos a mano, la anonimidad y el bajo o nulo coste ha hecho que la pornografía online esté a la orden del día entre menores de edad. A nadie le sorprenden ya datos como que casi el 70% de los adolescentes consumen porno de manera bastante frecuente o que la media para la primera visualización sea los 12 años (aunque algunos lo hacen ya desde los 8) (1). A menudo la pornografía digital se convierte en “escuela”, una especie de tutorial donde encontrar información y normalizar prácticas de interacción sexoafectiva entre los jóvenes.
El principal riesgo es el nivel de desarrollo. Los adolescentes se encuentran a caballo entre pasado y futuro. Las construcciones de la infancia son un traje que queda pequeño, y las de la adultez, demasiado holgado. Están en una etapa evolutiva en la que son más vulnerables a la exposición de este tipo de material sexual debido a la transformación biológica, cognitiva y relacional con la que tienen que lidiar. Además, la infancia cada vez se hace más breve, querer crecer sin el tiempo y la madurez necesarios puede tener efectos nocivos en las nuevas generaciones.
Algunos de las repercusiones que la pornografía online puede tener son:
- Desfiguración de los roles de género: establecimiento de jerarquías, juegos de poder dominación-sumisión, cosificación del rol femenino, misoginia, machismo, maquinalización del rol masculino, etc.
- Erotización de la violencia. Aumento de la agresividad y victimización tanto sexual como relacional, que se traduce en un aumento de conductas como el sexting, el revenge porn, el ciberacoso, etc. e in extremis incluso en actos violentos penales.
- Fobias o disfunciones sexuales debidas a la carga emocional de ciertas prácticas y a expectativas irreales sobre la relación sexual.
- Escisión de la sexualidad de otras dimensiones humanas como la emocional, afectiva o espiritual.
- Instrumentalización de las relaciones: La sexualidad se convierte en un medio para conseguir un fin.
- Alteración de la imagen corporal. Inseguridades, ansiedad, falta de autoestima o incluso trastornos de la conducta alimentaria.
- Conductas sexuales de riesgo para contraer enfermedades de transmisión sexual por la falta de uso de anticonceptivos.
En los últimos años se ha visto un aumento de actitudes machistas por parte de los jóvenes. Según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud (2), uno de cada cinco jóvenes piensa que la violencia machista no existe. Creencias como que “si mi pareja no me cela no me quiere”, asociar “ser malote” como atributo atractivo, llamar “tener carácter” a faltas de respeto, o silenciar las propias opiniones en presencia de compañeros masculinos son hechos más habituales de lo que pareciera. A pesar de que la violencia es siempre multicausal, y por tanto no podemos atribuir a la pornografía digital este aumento de manera única, sí podemos entenderlo como factor relacionado.
Y con todo esto ¿qué pueden hacer padres y educadores? Si bien las estrategias de control tienen que seguir ahí, sobre todo en edades tempranas, hay que reconocer que no siempre son 100% efectivas. Ofrecer una educación sexual crítica que debata los aspectos disfuncionales de la pornografía es el principal reto. Una de las claves es aclarar que la sexualidad es algo más que la relación genital y que tiene muchas más implicaciones a nivel individual y relacional. Se hace necesario atender también a factores como:
- Responder sin temor ni pudor a las dudas de niños y adolescentes según su nivel madurativo.
- Educar en formas sanas de establecer relaciones de intimidad.
- Potenciar el desarrollo emocional y estrategias comunicativas efectivas.
- Aclarar cuestiones relativas al consentimiento o el derecho a elegir las prácticas sexuales deseadas.
- Atender a la manera en la que se percibe el propio cuerpo.
- Fomentar la igualdad y el respeto.
- https://www.savethechildren.es/informe-desinformacion-sexual-pornografia-y-adolescencia
- https://fad.es/notas-de-prensa/crece-el-porcentaje-de-chicos-jovenes-15-a-29-anos-que-niega-la-violencia-de-genero-o-le-resta-importancia/