Tras largos meses de pandemia, la energía psicológica que tenemos para hacerle frente se va desgastando progresivamente. Es entonces cuando aparecen o se agudizan síntomas como ansiedad, estrés, fobias, problemas de pareja o de familia, insomnio, problemas laborales, etc.
La OMS define la fatiga pandémica como “la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo”.
Algunas recomendaciones para hacerle frente son:
- Estabiliza tus horarios (trabajo, sueño, comidas, etc), ganarás en equilibrio.
- Céntrate en tu autocuidado. Busca tiempo libre cada día para hacer cosas que te gusten.
- Practica ejercicio físico y mantén una dieta saludable, te ayudará a ganar calidad de vida regulando el sueño, combatiendo el estrés y mejorando nuestro estado de ánimo.
- Aumenta tu vitamina D. Toma 10-15 minutos el sol cada día y contribuirás a tu bienestar emocional por el aumento de serotonina y refuerza nuestro sistema inmunológico.
- Conecta con los demás. No sólo aumentando la frecuencia, sino también la calidad de tus relaciones interpersonales.
- Acepta y canaliza tus emociones. La resiliencia, el mejor antídoto.
- Mantén tu atención en el presente. No hipotetices todo lo que puede pasar en el futuro más o menos lejano, céntrate en mejorar tu día a día.
- Baja revoluciones: El contacto con la naturaleza, la lectura, meditar, yoga… Practica la lentitud para reducir la rapidez del estrés.
- Reduce la infoxicación. Limita tu acceso a los medios de comunicación centrados en el “monotema”.
- Si la situación te desborda, acude a un psicoterapeuta. Recuerda que la salud mental es tan importante como la física.