La calidad laboral tiene mucho que ver con el trabajo en equipo, no es algo que esté condicionado únicamente por las características personales de cada trabajador. Cómo nos relacionamos con nuestro entorno laboral es fundamental. Un reciente estudio publicado en Harvard Business Review, así lo asegura. Se analizó cómo 150 dirigentes exitosos, de 10 organizaciones diferentes, gestionaron sus respectivos equipos durante la pandemia. Una red de relaciones bien desarrollada puede ayudarnos a ser más resilientes.
Apuntalar la capacidad de resiliencia influye positivamente en la satisfacción y compromiso laboral, lo que a su vez reduce los niveles de estrés y depresión, y mejora también la salud física, reduciendo la probabilidad de enfermedades.
Rob Cross, Karen Dillon y Danna Greenberg, los investigadores de la investigación, proponen ocho formas de afrontar los problemas laborales de manera positiva:
- Empatía.Apoyo empático para liberar emociones negativas desde la escucha y la comprensión del otro.
- Nos ayuda a reírnos de nosotros mismos y de la situación, lo que a su vez contribuye a rebajar la tensión y a facilitar la toma de decisiones en momentos críticos.
- Propósito: Conectar con aquello que nos recuerda el propósito o significado de nuestro trabajo.
- Perspectiva: Ayuda a ver el problema de forma más amplia cuando aparecen dificultades.
- Visión: Las adversidades nos pueden ayudar a trazar un camino a seguir, a partir de una estrategia o un objetivo definido.
- Empuje: Las conexiones con los demás nos ayudan a encontrar la confianza suficiente para autoprotegernos y a la vez crea el empuje hacia delante para continuar.
- Política: Ayuda a crear sentido y a situarnos.
- Carga de trabajo: Gestión de turnos o reparto de responsabilidades para rebajar el volumen de trabajo.